Hace unos meses, subimos la tarta del primer cumple de uno de mis sobrinos. Hoy le toca a otra sobri, una pepona, una muñequita de estas que te dan ganas de achuchar y no soltar nunca.
Pues bien, ella cumplía su primer añito el día 3 de enero, pero estamos un poquito lejos y no entraba en planes hacer tarta. En mi casa, todos los años el día 6 de enero, tenemos la sana costumbre de reunirnos la familia por parte de mi padre (ojalá no dejemos de hacerlo nunca), pero este año, como todos tenemos ya nuestros planes y tareas, decidimos adelantarlo, el día 4 sería la celebración. Solo un día después del cumple de Leire.
Mi casa era una locura. Mi madre y yo no parábamos de hacer de comer. Ya os podéis imaginar...nos juntamos 27 personas, bueno 25 mayores y los 2 peques de la familia. No sé cuántas tortillas por aquí, no sé cuántas empanadas por allá, carnes...lo que se suele comer en todas las casas vamos.
Pues no estaba una lo suficiente cansada, porque pensé: ¿cómo no le voy a hacer una tarta a la peque? eso está hecho ya!! Aunque sea pequeñita porque no tengo más tiempo, pero ese detalle lo tiene que tener.
No hay más que hablar. A las 11 de la noche me puse a modelar un osito jeje.
Era un secreto, una sorpresa para ese momento. Nadie sabía nada, excepto los de mi casa y el otro duende por supuesto. El momento era el del café, hora propia para que la peque estuviera dormida la siesta...ajaja. En cuanto se despertó ella me levanté yo por la tarta, no fuera a ser que la gente empezara a irse!! Realmente fue una sorpresa!! Sus papis estaban encantados. Y es que por muy simple que sea una cosa, cuando se hace con cariño se nota....
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